En la introducción se presentan tres objetos que evocan el objetivo de la muestra: una «piedra mágica», concreción de magnesio con el aspecto de una nube, procedente de Nueva Caledonia, así como una escultura zoomorfa y una placa grabada de México. Estos tres objetos, asociados a una transmisión sonora de los sonidos de la lluvia, introducen al visitante en el universo multicultural de esta exposición y su ambiente «climático».
Bajo la lluvia
La primera sección de la exposición expone algunas de las formas creadas por el hombre para resguardarse y protegerse de la lluvia. Los abrigos y la ropa impermeable, al igual que los accesorios (sombreros, paraguas, etc.), son pruebas de conocimiento, a veces muy sofisticado, en la realización de estos objetos.
Los rituales de la lluvia
Esta sección ilustra la necesidad vital de la lluvia y la importancia de favorecer y controlar su llegada. La lluvia garantiza la supervivencia de los grupos sociales, y la fertilidad del suelo y la fecundidad de las mujeres se asocian a menudo en los rituales de la lluvia.
Los rituales subrayan el vínculo entre los hombres, sus divinidades y su entorno natural. Los rituales se basan, bien en la figuración o la evocación visual y auditiva de la lluvia, bien en el resultado por mimetismo. Intervienen para hacer venir la lluvia, llamarla o, por el contrario, para detenerla y controlarla. Estos rituales ponen en juego categorías de objetos muy variadas: máscaras, esculturas, ofrendas, instrumentos musicales, etc., que son los vectores de este vínculo y el soporte de la acción de los hombres sobre la naturaleza. En esta sección se presentan cuatro grupos principales:
- Un conjunto de estatuillas y muñecas ceremoniales
- Instrumentos musicales, acompañados por una emisión sonora de música ritual, que ilustran la importancia de la música en los rituales de la lluvia
- Tres objetos testimoniales de los espectáculos destinados a atraer a la lluvia en el África occidental: máscaras, cuyo uso es ilustrado por una fotografía de campo para una de ellas, y una marioneta.
- Los objetos de Nueva Caledonia, recopilados a principios del siglo XX por Maurice Leenhardt, quien describió con precisión los rituales en los que se inscribían, constituyen un enfoque sobre los rituales de esta región. Estos objetos van acompañados de algunas piedras y conchas, utilizadas en los rituales de lluvia en Oceanía, y que constituyen un conjunto final.
Finalmente, esta sección concluye con la proyección de fragmentos de documentales de Jean Rouch sobre los rituales de la lluvia.
Símbolos y metáforas de la lluvia
La lluvia es un elemento que se integra en todo un sistema de pensamiento cosmogónico, siendo objeto de representaciones materiales que aseguran su traducción. La lluvia, al igual que su representación simbólica, el arcoíris, garantizan el vínculo entre el inframundo y el supramundo.
Esta sección propone el descubrimiento de las representaciones de animales relacionadas con la lluvia por su presencia real o su valor simbólico. Son, sobre todo, los batracios (sapos, ranas) y los reptiles (serpientes, dragones, tortugas, cocodrilos), relacionados con la humedad y la temporada de lluvias, los que aparecen en objetos y textiles.
Esta sección también da especial importancia a los minerales que, por su aspecto, parecen evocar la lluvia o los fenómenos meteorológicos a los que están vinculados: el cuarzo translúcido es el «genio del arcoíris», la obsidiana, las concreciones de magnesio de Nueva Caledonia, etc.
Algunos de estos minerales han sido interpretados por los hombres como caídos del cielo, de la misma manera que la lluvia, como lo demuestran los nombres con los que los designan: piedras-truenos, piedras de rayo, etc.
Finalmente, la última subsección se esfuerza en evocar a los dioses, los mitos y las concepciones del mundo relacionadas con la lluvia. Una selección de objetos, que representan a los dioses y a los seres mitológicos, permite abordar las concepciones del universo en diferentes contextos culturales. La lluvia, fenómeno beneficioso, también puede ser maléfica: por lo tanto, es necesario conciliarse con las entidades superiores. Algunas culturas han identificado claramente a los dioses de la lluvia, mientras que, en otras, los rituales están dirigidos a mantener un equilibrio entre las fuerzas naturales contradictorias para garantizar la supervivencia de los hombres. Estos rituales se inscriben en una concepción global del universo.
Un conjunto de cortezas pintadas de la Tierra de Arnhem, en Australia, refleja la riqueza de los mitos aborígenes relacionados con los fenómenos meteorológicos.
Conclusión
En resumen, y como conclusión de la exposición, se presenta una acumulación de cometas nepalíes destinadas a alejar a la lluvia.